Paises
En todo el mundo, personas defensoras de derechos humanos actúan pacíficamente para proteger derechos y libertades fundamentales universalmente reconocidos;para promover la igualdad, el Estado de derecho, el desarrollo y la justicia, para todos nosotros.
En muchos países, sin embargo, su labor legítima y crucial se ha vuelto cada vez más peligrosa, y el número de personas defensoras acosadas , agredidas, intimidadas, encarceladas, torturadas e incluso asesinadas aumenta cada año, mientras que los responsables rara vez comparecen ante la justicia.
Los defensores de los derechos humanos están especialmente en el punto de mira en contextos de conflicto o crisis. Mientras protegen los derechos de migrantes y refugiados, los derechos sobre la tierra y el medio ambiente, son objeto de criminalización en el contexto del desarrollo de las industrias extractivas o, a veces, en nombre de la seguridad nacional y la lucha antiterrorista.
Las personas defensoras de los derechos humanos están especialmente en el punto de mira en contextos de conflicto o crisis, en contextos así como cuando protegen los derechos de las personas migrantes y refugiadas o los derechos de la tierra y el medio ambiente en el marco de contextos de desarrollo de industrias extractivas o en nombre de la seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo.
Las campañas de difamación y estigmatización siguen utilizándose habitualmente para deslegitimar a las personas defensoras de los derechos humanos y socavar su labor, presentándolos como "enemigxs", "agentes extranjeros", "delincuentes", "traidores" o incluso "terroristas".
También están aumentando los entornos restrictivos, en los que las personas defensoras de los derechos humanos y las organizaciones trabajan dentro de marcos jurídicos y administrativos que inhiben los derechos a la libertad de asociación (incluido el derecho a acceder a financiación), de expresión y de reunión pacífica. Los Estados recurren a menudo a leyes antiterroristas y de seguridad nacional para restringir los derechos y silenciar todas las voces críticas. Estas leyes pueden utilizarse para detener arbitrariamente a las personas defensoras, restringir su libertad de circulación, acosarlos judicial y administrativamente y cortar las fuentes de financiación de sus organizaciones, con el objetivo de debilitar o dificultar su capacidad de acción. Además, la vigilancia, incluida la vigilancia en línea, y el uso de datos personales se utilizan con frecuencia con fines represivos.
En estos contextos, el Observatorio publica regularmente llamados urgentes destinados a documentar situaciones de acoso y a movilizar a los actores influyentes, así como informes que describen el contexto de trabajo de los defensores, casos individuales de represión, así como recomendaciones que se utilizan con fines de incidencia política. En total, el Observatorio actúa cada año en más de 60 países de todos los continentes.
Para saber más sobre la situación de los defensores en un país concreto, haga clic en el mapa o en el país que le interese de la siguiente lista.
